domingo, 29 de julio de 2012

Mi inexistencia.

Te veía caminando por la ciudad y pensaba en todo lo que había sucedido entre nosotros. Tuve la intención de acercarme varia veces, pero se me hizo imposible. El miedo me detuvo. El miedo a tu rechazo.

Los años pasaron lentamente, los minutos se hacían eternos. ¿Sabes por qué? Porque cada segundo pensaba en una de tus llamadas. Una de esas llamadas tuyas que me convertían en la mujer mas feliz del mundo. Pero nunca llamaste. Lo único que hiciste fue seguir adelante y olvidarme, dejarme en tu pasado oscuro. Pero yo, al contrario, te tenía y te tengo cada segundo en mi mente. Tu recuerdo no cesa. Sigue vivo, como las plantas que me rodean. Y por eso es que hoy te sigo. Sigo detrás tuyo, como tu sombra, siempre presente. Pero tu no me notas, no me prestas atención. Soy solo la sombra de lo que fue y de lo que nunca volverá a ser.
La esperanza murió el día que te vi con ella, caminando por la misma calle por la que nosotros caminábamos agarrados de manos y riendo. Desde ese día mi corazón arde con furia, dolor, desesperanza y despecho. Pero lo mas impactante es que desde que te vi con ella, te he querido más y más. Quiero tenerte, quiero raptarte y que ella desaparezca de una vez por todas. Esas son mis fantasías.
Algún día de estos tu sombra desaparecerá. Y ese día, te darás cuenta de mi inexistencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario