sábado, 11 de agosto de 2012

Fui la mancha en tu ventana.

Miró por la ventana y vio como las gotas caían y se atropellaban fuertemente contra las hojas de su árbol. De nuevo empezó a pensar en su partida. En unos cuantos días Elena viajaría a encontrarse con su padre, el padre que de nacimiento no la acepto. Sin decir nada, se levantó y tocó la ventana. Su mano puesta en ella dejó una mancha. Rápidamente la borro. Tal como su padre la había borrado a ella. Estaba tan adentrada en sus emociones que empezó a pensar en como ella era una mancha. Una mancha borrada. Y luego pensó...una mancha borrada no puede volver a aparecer. Una lágrima bajó por su mejilla. Ella sabía que su padre la había borrado por algo, que no la quería. Volver a él, sería algo innatural. Sería como intentar enderezar algo que, por gusto, esta doblado.
Unos instantes más pasaron y Elena no podía dejar de pensar en que iba a aparecer en la vida de su padre, como si nada hubiera pasado. No tenía por qué regresar con su padre, el hombre que sin dolor, la borro. Sin pensarlo más, cogió el teléfono y lo llamó.
Sonó una vez, dos veces, tres veces..de repente contestó una mujer "A la orden..." con un desinterés muy notable. "Si, buenas, por favor con el Señor Nestor Obregon" La mujer, con una voz perezosa gritó "Amor! Te llama una chica!" en el fondo se escuchó "¿Qué chica? Pregunte quien es!" Obediente la señora preguntó "¿Con quién hablo?" Elena, bastante nerviosa respondió "Con Elena Obregon" La mujer se quedó en silencio por unos instantes pero después respondió "¿Elenita? Ya no reconocía tu voz! Discúlpame" Elena, un poco confundida volvió a preguntar "¿Se encuentra el Señor Nestor Obregon?" "Si claro mijita, ya te lo paso" Las manos de Elena sudaban sin parar. Sentía que su corazón se le iba a salir del pecho. Con una voz fuerte el señor Nestor contestó "Hola Elena" Elena sentía que se iba a desmayar "Hola...eh...lo llamaba para decirle que..." los nervios la tenían agarrada "...no voy a poder ir a visitarlo mañana...una huella..que digo una mancha borrada de la ventana no puede volver a aparecer" exhaló fuertemente y colgó el teléfono. Lo tiró a su cama y se sentó en el suelo. Empezó a llorar de manera exagerada...sabia que a él no le importaría...que seguiría con esa mujer con la cual estaba feliz y no le importaría que su hija, esa mancha borrada, estaba sufriendo por él.
Pasaron unas horas y el teléfono sonó. Elena desprevenida contestó "Buenas" del otro lado del teléfono se escuchaba un llanto leve..."¿Quién es?" ...nadie respondió "Por favor responda o colgaré" "Soy yo, hija..." Respondió una voz quebrantada. De nuevo, el corazón de Elena quería estallar..."Me demore tanto en volverla a llamar porque no entendía lo que me había dicho...hasta ahora. Hice una mancha en mi ventana...sin pensarlo la borre...y esa mancha nunca volverá..."

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